Hace unos días he tenido que ver marchar, con mucho dolor y tristeza, a un gran amigo y, tan solo once días más tarde, el 7 de septiembre, falleció mi suegra Teresita con tan solo 68 años. Este verano ha sido para olvidar, se me han ido dos personas a las que quería muchísimo.
He tenido el honor de disfrutar de los últimos cinco años de una persona excepcional, una gran madre luchadora que, enviudando a los 41 años, tuvo que sacar adelante a sus cuatro hijos sola, una abuela muy cariñosa que se desvivía por sus nietos, entre ellos mi hijo Pablo con el que pudo disfrutar muchas horas en sus tres años y medio.
Y como suegra, no podía haberme tocado una mejor. Me mimaba mucho con sus comidas y, sobre todo, me ayudó con nuestro hijo Pablo para poder terminar el proyecto de mi libro del Motociclismo. Le debo mucho.
Podría destacar de ella innumerables valores como el que fuera una persona muy buena y discreta; su belleza exterior e interior; pero, sobre todo, siempre fue una SEÑORA y una gran MUJER.
La familia ha perdido una insustituible persona, pero mi hijo Pablo ha perdido a una gran ABUELA.
¡¡Muchas gracias por todo Teresita, te echaré mucho de menos!!
Aunque ya no esté con nosotros, desde dónde esté, siempre nos seguirá cuidando.
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